(2011 JUNIO 29 MIÉRCOLES) En Colombia nos hemos acostumbrado a ser gobernados por verdaderas dinastías, son muchos los apellidos que se repiten aunque no es necesario que a simple vista se note el parentesco, pues una dinastía la pueden conformar más de dos personas, en otras palabras mínimo tres y muchas veces sin tener, aparentemente relación entre ellos. Marido y mujer, más un sobrino o cualquier otra persona que se pueda considerar "familia", son una dinastía "chiquita" y muy seguramente la raíz de una dinastía que puede mantenerse por mucho tiempo y ser muy grande, sin que para ello sea necesario que sus miembros estén vivos o todos vivos. En la administración pública, que es el caso que nos ocupa, una dinastía puede tener cargos en un mismo sitio geográfico, pero en diferentes entidades, como también suele ocurrir que sus beneficiados ocupen dignidades en difrentes partes del país. Es muy común que en un departemento, el marido ocupe, un cargo y su esposa ocupe otro en un municipio y sin que nadie se de cuenta, porque se cuidan mucho de contar el vínculo que los une.
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