(2013 ABRIL 9 MARTES) En los discursos pre electorales se tuvo la impresión que a los franceses había que sacarlos a como diera lugar, a sombrerazos si fuese necesario. Se les presentó como unas personas que se habían llevado de Palmira todos los euros del mundo; poco faltó para que los llamaran ladrones. Las gente, la pobre gente que va a las reuniones de los políticos en busca de un puestico, un tamal, unas tejas o por el chillido de un cantante que habla lengua extranjera, vió en los franceses a unas personas que se llevaron un dinero de los palmiranos, no como un fruto de un trabajo, de un negocio empresarial, como retribución de una asesoría, que nadie puede negar dió los frutos esperados, sino como el aprovechamiento que hicieron de nuestros recursos. Para luego llegar a la conclusión, que los nuevos inversionistas muy seguramente serán extranjeros y se llevarán sus utilidades (sus merecidas utilidades) para el extranjero, cómo nos va a quedar el ojo. Y después se dice a los cuatro vientos que hay que acabar con la politiquería y la tenemos hasta los tuétanos, pero no lo admitimos...
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